Como lo mencionaba en los párrafos introductorios, el noventa por ciento de los hombres y mujeres que no obtienen resultados satisfactorios en su búsqueda de empleo incurren en el mismo error: Tratar de impresionar hablando demasiado de ellos mismos.
Es cierto, el currículum es tu carta de presentación, debe mostrar lo que sabes y dar a conocer tu experiencia. El problema con un currículum en que el aspirante habla demasiado de sí mismo es que se torna aburrido, es como cuando un tipo fanfarronea hablando excesivamente de sí mismo, de sus virtudes y de su posición económica, él asegura ser buenísimo en todo y quizá lo sea, el problema es que cae mal y terminan por dejarlo solo.
Quien redacta un currículo por sí mismo se enfoca en lo que sabe y en los anteriores puestos que ha desempeñado, esto le interesa a la empresa sin duda, el problema es que hay demasiados aspirantes haciendo lo mismo y, aunque suene cruel, a la empresa no le interesa quién eres tú sino qué puedes hacer por ellos.
Lo que a ellos les importa es si les resultarás útil, si les ayudarás a mejorar sus procesos productivos, si tu rapidez y habilidad redundará en menos costos para ellos, si tendrás un compromiso total con ellos.
Por lo tanto, debes evitar hablar demasiado de tí y mostrar en tu currículo lo que puedes hacer en beneficio de la empresa a la cual estás enviándolo.
Ya sé lo que estarás pensando: Si nunca he formado parte de esa empresa ¿cómo puedo saber lo que estoy en posibilidad de hacer por ellos? ¡No te preocupes! Es muy sencillo y tienes dos formas de hacerlo:
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